El Dorado, un camino hacia la desesperación y la muerte

Así como en las décadas 30 y 40 del siglo XVI cuando los conquistadores españoles más ambiciosos emprendieron numeras expediciones para encontrar legendario tesoro de El Dorado, en las que muchos de ellos perdieron su paciencia, y algunos la vida, por encontrarlo; hoy se encuentran millones de personas de los países en vías de desarrollo, en búsqueda de ese anhelado “sueño americano” o “sueño europeo”.

Tal y como aquellos conquistadores se perdieron en el delirio de encontrar las calles doradas, así se pierden miles de vidas en la peligrosa Selva del Darién y en la profundidad del Mediterráneo. La Organización Internacional de Migraciones a través del Proyecto Missing Migrants Project, señala que sólo en el año 2022, se reportaron 2.925 muertes en la frontera sur de la Unión Europea, que comprende rutas como la atlántica hacia Canarias y las rutas del Mediterráneo Central y Occidental.

En el continente americano, se estima que desde el año 2014 han muerto o desaparecido más de 7.489 personas en rutas migratorias de América del Norte, Centroamérica, el Caribe y Sudamérica; siendo el cruce de la frontera terrestre entre los Estados Unidos y México -el punto en el que han ocurrido más de 4.000 muertes en total desde esa fecha-.

En el último informe realizado por la Organización Caminando Fronteras, denominado Informe Derecho a la vida – año 2022, después de monitorear las diferentes rutas de camino a España, se determinó que en ese periodo anual habrían muerto 2.390 personas intentando llegar a este país.

Aunque estas cifras son escabrosamente altas, representan tan solo una pequeña fracción de la verdadera pérdida de vidas humanas, debido a que de muchos decesos no se informa y en muchos otros casos los restos humanos no son recuperados.

El fenómeno de la migración es no solamente cada vez más común, sino también cada vez más peligroso, inhumano y, sobre todo, rechazado por los principales países receptores de migrantes. La motivación de los migrantes para desarraigarse de todo lo conocido, son los conflictos armados y las crisis económicas e incluso climáticas que se presentan en sus países de origen; es esa cruda realidad que los lleva a tomar la decisión de emprender una ruta llena de espinas que desafortunadamente, muchas veces llega a la muerte.

En un mundo globalizado como el actual, no debería considerarse como problemática la presencia de personas migrantes que llegan con la esperanza de labrarse un mejor camino y que eventualmente significan una respuesta positiva a los bajos índices de natalidad que tienen al borde del estado demográfico vegetativo a países como los europeos; no obstante, para los gobiernos de los países de destino e incluso de tránsito, la migración sí es un gran problema al que en respuesta han decidió blindarse con la construcción de muros y el endurecimiento de leyes migratorias, que lejos de dar una solución a la migración, sólo aumenta el número de muertes; dejando de lado la necesidad y urgencia de consolidar una agenda política que incluya la migración de forma seria, eficiente y real.

Karol Nataly Pulido / Andrés Mauricio Gaviria